A veces te haces viejo
y odias la muchachada
y quieres casarte.
Ver un atardecer comiendo pic nic,
comiendo fruta a su hora.
Oir el larguero.

Estar despierto.

Sentir la oración.

Y ver el sol que nos cala.

Hablar sin parar
y mentir al infierno.

Rapear con bonitas rimas,
violentas, a veces lentas.
Como mi corazón herido.

Sin ruido.

A.J. Arroyo